Otra de las dificultades más grandes que
me encontré en la crianza de mi hijo
es que me sentía muy insegura diciendo
NO a sus demandas.
Dudaba, le daba muchas explicaciones,
quería que me comprendiera y así aceptara
mis decisiones,
cambiaba de parecer, muchas veces
terminaba cediendo,
y necesitaba llegar hasta un extremo muy
extremo antes de decir un NO claro.
Consideraba
que todas sus demandas eran necesidades.
Consideraba
que decir NO sería una frustración terrible para él,
incluso
que le perjudicaría en su desarrollo y que no se sentiría querido.
Interpretaba el Amor y el Respeto como
complacer a mi hijo.
Pensaba que así quedaría satisfecho y
dejaría de demandar.
Resultó que ocurría todo lo contrario, mi
hijo cada vez demandaba más,
se volvía exigente y cada vez se enfada
más ante el NO.
Como veo que ocurre también a otras
mamás y papás,
yo me sentía cada vez más confundida y
con más dudas.
Finalmente ya no era posible decir NO
sin que estallara una crisis familiar
de enfados, gritos, llantos y
frustración.
Mi camino de búsqueda me llevó a
encontrar respuestas:
aprendí
a distinguir qué demandas era necesario atender y cuáles no.
Aprendí
que hay frustraciones que son perjudiciales,
y
que hay otras que son parte del desarrollo y no sólo no es necesario evitar
sino
que permitirlas aporta muchos beneficios a su hijx.
Aprendí
a encontrar dentro de mí la seguridad y la confianza
para
poder decir NO con amor, sin estrés y sin enfado,
y
para aceptar y apoyar a mi hijo cuando se encontraba ante la frustración.
En
definitiva, aprendí un nuevo sentido de la autoridad: la responsabilidad.
Todas las dificultades con las que me encontré en la
crianza de mi hijo
convirtieron mi Maternidad en la experiencia más
profunda y transformadora de mi vida.
Hoy pongo a disposición de otras mamás y papás
todo el aprendizaje y herramientas de crecimiento
personal que me han enriquecido,
para acompañarles en sus propios caminos de búsqueda.